Allí, más allá del cielo.

Quizás él no sea el mejor del mundo, pero le amo, hoy ahora mismo le amo...¿por qué? no hay razón. No le conozco desde siempre, tal vez hace demasiado poco que le conozco pero no puedo vivir sin él, ya no. Sé que le amo porque no necesito estar con él para ser feliz, yo solo necesito que él la tenga a ella, y al verle sonreír, una sonrisa surja en mí esposmódicamente. Noto que una palabra suya produce en mi mucho más que mil palabras del resto del mundo. Él es como esa sensación de inquietud, casi efímera, dolorosa, morbosa, asustadiza, diabólica, que cuando ha acabado, nos hace reír sin razón. Mas después de reír, al pensarlo se nos encoge el corazón, los ojos parecen no hacerte caso y por mucho que intentes no llorar...la lágrimas caen solas como la lluvia del cielo. ¿Ves? Ahora sin querer pienso en él, y me da por llorar...